domingo, 11 de mayo de 2008

Los autoexpulsados desde Tulum y Chetumal

¡Muy buenas!

Esta es la crónica de la sección independiente de la pandilla basura. Nos abandonaron en Tulum, un pequeño pueblecito caribeño de la península de Yucatán. Los dos primeros días los pasamos tirados en
unas playas de ensueño, apenas gente, arena blanca y las ruinas mayas de Tulum de fondo, una pasada.

La vida en el pueblo es muy tranquila, nada que ver con la zona de Playa del Carmen. Nos alojamos en un albergue llamado Wearing Travel Hostel, un reducto hippie.

Nos dan de desayunar y nos pone un bus gratuito hasta la playa.... ¡fatal!
Nos hacemos con unas viandas ...

y ¡a disfrutar!


El viernes ponemos rumbo a Chetumal donde nos esperan Porfirio y Cristina. El viaje no es muy largo. Nada más llegar a Chetumal vamos a las fiestas de un pequeño poblado cercano: Calderitas. En el escenario el alcalde (el de rojo) mueve la caderita, las niñas van ataviadas con trajes regionales hawaianos y cantan "De Calderitas a Bacalar, con mis amigos me gusta disfrutar. Vivir la vida al estilo Chetumal, vivir la vida a la orilla del mar"...


Chetumal es una ciudad que fue destruida casi por completo por un huracán en 1955, todas sus casitas eran de madera, y actualmente quedan muy pocas de aquella época. Nos comemos unas ricas marquesitas: unos dulces de barquillo rellenos de queso fundido. Por la noche fuimos a cenar carne arranchera al malecón.


El sábado, sabadete, nosotros también visitamos la laguna de Bacalar... nosotros nos remojamos en el Cenote Azul, de 60 metros de profundidad, que está pegado a la laguna. Visitamos el fuerte que protegía el pueblecito de los piratas que accedían por el río hondo ¡pum! ¡pum! ¡pum!

Otra vez al malecón, a zamparnos un boquinete flambeado. Estamos a punto de llevarnos de recuerdo la cometa de Florisén hecha con bolsas de plástico, pero no se deja...


y... ¡sorpresa! Nos acercan a Belice, a la zona libre donde los yucatecos cruzan a comprar mercancía libre de impuestos y a jugar en los casinos que abren las 24 horas. Regresamos. Cenamos tacos al Pastor (hacen honor al apellido) y nuestros anfitriones quieren jugarse unos pesos en el Casino Las Vegas, así que otra vez para Belice. Reticentes, decidimos jugar a la ruleta. Pablo apuesta casi todo al número 8 y nos sacamos 175 dólares... debe ser la suerte del novato. Nos plantamos, hacemos caja y vuelta a dormir a México ¡cuanto trajín!



Domingo, dominguete. Desayunamos en el Taco Loco tacos de marisco y de pescado ¡no dejamos de comer! Con la panza llena nos acercamos al mercado y lo fotografiamos de arriba a abajo: peces, chiles, guayas... de todos los tamaños y colores. Porfirio nos explica para qué usan cada cosa y nos regala una bolsa de achiote ¿seremos capaces de cocinar algo?


Visitamos el Museo Maya de Chetumal y ¡otra vez a llenar la panza! Probamos comida yucateca: brazo de la reina, pan de caballero y alguna cosa más de la cual no recordamos su nombre... ñam ñam ñam

Volvemos agotaditos a Tulum... y ¡ya está! en unos días, os contamos más.


Corto y Cambio,

Meri y Pas.

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